La Real Academia Española de la lengua tiene una profunda crisis de identidad: no sabe sí es una empresa comercial o un ente público que sirve a los hablantes. De lo que no cabe duda es de que está fundamentalmente patrocinada por la sociedad, ya sea por el estado o por diferentes corporaciones públicas y privadas.
Gobernada por las editoriales.
Por una parte se entiende a sí misma como el garante de la «pureza» del español, la que decide lo que está bien y está mal; pero por otra parte está «gobernada» por unas editoriales que aprovechan esta posición para vender la mayor cantidad posible de libros al mayor. Esto hace que no pueda ejercer su labor normativa con independencia. Siempre viene bien un cambio de normas para vender más libros, sobre todo si la información no se deja accesible en la web y hay que pagar para obtenerla.
La gramática y la ortografía.
Además, los libros producidos son caros, muy caros. Para justificar su elevado precio se intenta que tengan el mayor número de páginas para que el precio sea más elevado y se engaña en el lanzamiento de los mismos. La última gramática se vendió como un libro que todos los hablantes deberían tener en sus casas para poder hablar español correctamente y en realidad se trata de una gramática descriptiva que no resuelve ninguna duda a los hablantes sino que sirve de herramienta a los filólogos para profundizar en diversos aspectos del estudio del español.
La última ortografía de 700 páginas frente a las 100 de la anterior, tiene contenidos de fonética que nada tienen que ver con el tema ortográfico. Esto, además, hace que los hablantes tengan la impresión de que el español y su ortografía son terriblemente complejos cuando no es así. Tanto la gramática como la ortografía, si las desarrolla un ente público, deberían estar disponibles en la web gratuitamente y en ediciones de bajo precio.
Por último hay que recordar que estos libros no se publican cuando están listos sino cuando económicamente interesa a las editoriales.
Los derechos de autor de las obras de la Academia.
Muchos de estos trabajos, especialmente los diccionarios, han sido desarrollados a lo largo de 300 años por muchas personas de un modo desinteresado o pagado por todos. No es aceptable que ahora se le apliquen restricciones de derechos de autor en beneficio de grupos editoriales privados. ¿Qué pensaríamos si a partir de ahora la wikipedia protegiese sus contenidos? ¿Qué les decimos a los que han colaborado desinteresadamente en el proyecto? Por otro lado, y ésta es una reclamación de hace tiempo, la Academia se permite la licencia de no citar el trabajo de los demás. Interesante estrategia de alguien que quiere impedir el enlace a sus páginas.
La cesión de la reclamación de los derechos de la academia.
Se ceden esos «derechos de autor» a terceros, las editoriales, y se ceden además los mecanismos de reclamación de los mismos, con lo que se demuestra la falta de independencia de la Real Academia. Si la RAE tiene problemas con la web de Ricardo Soca debería ser la RAE y no el grupo Planeta quien se pusiese en contacto con él.
Los acuerdos con las editoriales son secretos.
Estos acuerdos con las editoriales son absolutamente opacos. Sus condiciones no se conocen públicamente ni hay un concurso para que cualquier editorial pueda presentar sus ofertas. Recordemos que la RAE es una entidad pública y que debería, en mi opinión, ser lo mas transparente posible.
Los gastos de la RAE.
En teoría la RAE sólo debe justificar los gastos relativos al dinero aportado por el gobierno y no el de sus patrocinadores. Esto me parece inadmisible ya que confunde el patrocinio (pagar un dinero sin nada a cambio) con la aportación que hace un socio en un negocio. Es decir, una cosa es que Repsol patrocine un diccionario, y otra que lo haga una editorial que después va a publicar el libro en su sello.
La RAE y el libro electrónico.
Por otra parte, la RAE pierde el rumbo cuando está apostando por el soporte papel en exclusiva en un mundo en el que el libro electrónico es ya una realidad. Necesita una estrategia clara en los diferentes soportes, libro en papel, internet y libro electrónico.
¿Qué es la web para la RAE?
La RAE tiene un desconocimiento total de lo que es la web. La web es un mundo de enlaces en el que cuanto más enlazado esté un recurso, mejor. Un recurso al que no apunta nadie es un recurso muerto. Un recurso que tiene muchos enlaces entrantes está vivo y recibe muchas más visitas. Es decir, los links son útiles para la RAE.
Todos los enlaces, son enlaces.
Legalmente la diferencia entre enlaces profundos (a páginas de dentro de la web) y enlaces superficiales no existe. Son técnica y legalmente lo mismo. Igual que no se puede prohibir que un libro cite a otro, no se puede prohibir que una página enlace a otra. Son las reglas del juego. Si no te gustan, sal del juego, es decir de la web. Que saque sus recursos de la web y verá como poco a poco sus recursos pierden interés.
Los entusiastas del lenguaje son amenazados.
La RAE se queja y amenaza a pequeñas webs realizadas por entusiastas de la lengua que consiguen tener un éxito relativo en base a mejorar algún aspecto de los recursos de la RAE. ¿Qué debería hacer la Academia? O aplicar esa mejora a su propia web, o aprovechar las visitas que aporte el propio recurso.
Llevamos más de una década pidiendo que se pueda buscar en el diccionario por las palabras de la definición y la Academia no ha desarrollado el servicio. Aburridos y hartos de esperar, un par de aficionados lo han puesto y nos están dando ese servicio a los hablantes.
LA RAE debe fijar sus objetivos.
Ahora o no los tiene o no quiere reconocer el carácter mercantilista de los mismos. Al margen de esto, debería tener una gestión profesional con alguien que conozca el mundo tecnológico y sepa como plasmar esa estrategia en las diferentes plataformas disponibles.
El director debe dejar paso a alguien más preparado tecnológicamente.
A mi juicio, el actual director debería dejar el cargo cuanto antes. Le faltan conocimientos, sobre todo aunque no sólo, en el ámbito tecnológico y le sobra, y mucha, suficiencia en el ámbito lingüístico. Se han acabado los tiempos en los que la Academia era el comité de hechiceros de las diferentes tribus y en el que la opinión del hechicero no debía ser explicada. La lengua es un sistema y sobre ese sistema se puede opinar, seas o no seas el hechicero. Y sobre todo respetar al hablante que es el «cliente» de la RAE.
Los académicos también tiene su parte de responsabilidad.
Por último, pienso que los académicos deberían tener una actitud mucho más activa y responsable. Si no están en condiciones de salud o no tienen el tiempo o las ganas de colaborar en la academia, que renuncien.
Y si no están de acuerdo con la política de la Academia que lo digan. Si no les parece correcto lo que se está diciendo en el caso del comunicado sobre los enlaces, que se pronuncien, porque si no dicen nada entendemos que están de acuerdo.
Creo que la función de la Academia y la de los académicos es dar un servicio a los hablantes de español y si no tienen interés en darlo, que dejen paso a otros que están dispuestos a servir a los hablantes.
Corolario
Supongo que esta reflexión servirá para poco, la Academia seguirá en sus trece. El problema es que si no cambia, en 5 ó 10 años se va a quedar sola, muy sola. Los hablantes se buscarán la vida en otros lugares en los que se les quiera y se les valore como merecen.
Comunicado de la RAE. 5 de octubre de 2011